jueves, 18 de mayo de 2017

La Orden de Predicadores -los dominicos- en el viejo Reino de Navarra

Celebrando con la Orden de Predicadores su presencia en Navarra

En la exposición del P. Jesús Galdeano O.P.. Foto:JFG2017
OCHO SIGLOS son muchos siglos en el tiempo. Estos son los siglos que lleva la Orden de Predicadores (O.P.) -los famosos Dominicos- en el viejo Reino de Navarra, dejando una imborrable huella religiosa y espiritual, cultural y artística. Son los años del gótico hasta la actualidad.
Pasado el año estricto de la conmemoración, se está celebrando el Jubileo 800 que abarca de 1216 al 2016.
Este es el título de la conmemoración de la Orden en Pamplona: “Ocho siglos de presencia de la Orden de Predicadores en Navarra: del Gótico al Barroco”, ciclo de conferencias del 16 y 17 de mayo, celebradas en la amplia iglesia de los PP. Dominicos del s. XVI, situada detrás del Ayuntamiento pamplonés, en uno de los lados de la plaza de Santiago (C/ Mercado nº 3).
Los Dominicos han sido y son un proyecto de vida apostólica católica, en continua misión con la predicación de la Palabra, que promueve la contemplación, cultiva la ciencia filosófica y teológica a través de grandes teólogos, se hace profecía y compromiso, y se expresa -también hoy- en el arte, identificado en torno a sus diferentes peculiaridades.
Ya en el siglo XIII los frailes dominicos se dispersaron por la Europa cristiana y tuvieron una rápida expansión. La fidelidad de su fundador Santo Domingo de Guzmán fue para con la Iglesia Católica, explicando la Palabra frente a las herejías de su tiempo mantenidas por los cátaros, valdenses y albigenses.  La Edad Media no fue una época gris sino activa, apasionada, pluriforme y de brillantes períodos.
Fachada del convento de los
dominicos de Pamplona. Foto:JFG2017
Entre los dominicos misionaron Jacinto de Polonia en tierras bálticas durante el s. XIII, Vicente Bernedo en la Bolivia del s. XVI-XVII, Domingo Erquicia en Japón, San Francisco Capillas en China llegando a ser un protomártir (1648), San Valentín de Berri Ochoa fue misionero mártir en Vietnam, Ascensión Nicol (+ 1940) fue la fundadora de las Misioneras Dominicas del Rosario, Fr. José Álvarez “el Apaktone” misionó en las selvas del bello Perú. Hoy, aunque con la crisis que afecta a todas las Órdenes Religiosas, los dominicos se extienden por los cinco continentes y regentan 237 centros religiosos en Europa, 99 en Asia, 36 en África, en América son 175 centros y en Australia tienen 13 centros religiosos.
Aunque el único Maestro es Cristo, quiso seguirle de cerca el burgalés Santo Domingo de Guzmán (1174-1221), que fue canonizado el 3-VII-1234 en Rieti. 
Son maestros de contemplación los dominicos Juan Eckhart de Renania (s. XIV), Juan Taulero en Alemania, Catalina de Siena que fue doctora de la Iglesia en momentos críticos del dramático cisma de Occidente, Álvaro de Córdoba (+ 1430) como impulsor del ejercicio del Vía Crucis, Santa Rosa de Lima como patrona de América, San Martín de Porres “fray Escoba” allá en Lima del virreinato del Perú, Juan González Arinteo (+ 1938) que fue el impulsor de la piedad instruida. 
¿Quién no conoce a los principales teólogos de la Iglesia Católica? Tales como Tomás de Aquino llamado “doctor Angélico”, Alberto Magno como patrono de los científicos, Francisco de Vitoria que fundó el derecho de gentes en sus “Reelecciones” ante el caso de América, el ayer controvertido Bartolomé de Carranza del s. XVI, como teólogo del concilio de Trento -como todos los concilios hoy de plena actualidad- y arzobispo de Toledo, diversos teólogos del concilio Vaticano II y otros de hoy día. 
Guía informativa de la iglesia, sencilla y didáctica, para el turista. 
Ahí están los grandes oradores sagrados como San Vicente Ferrer (+ 1419), el literato Fray Luis de Granada, Francisco Coll que fundó la Congregación de las Hermanas Dominicas Anunciata en el s. XIX, José Cueto como fundador de las Hnas. Dominicas de la Sgda. Familia a finales del mismo siglo, José Lagrange que fundó los Estudios Bíblicos Católicos, el conocido Alberto Colunga (+ 1962) que tradujo la primera biblia al castellano. 
Con el don de profecía y compromiso destaca Santa Margarita de Hungría en el s. XIII o ápice medieval, el padre Antonio Montesinos como predicador a los primeros españoles e indios en Cuba, Pedro de Córdoba, al también controvertido Bartolomé de las Casas (+ 1550) aunque errase en no pocas de sus apreciaciones como se demostró indirectamente en La controversia de Valladolid (Jean Dumont, 1997) mantenida con Ginés de Sepúlveda y directamente en otros libros, Jorge La Pira y Dominique Pire en el siglo XX… 
¿Y las artes plásticas? ¿Qué decir de los pintores el beato fray Angélico y Bartolomé de la Porta, del arquitecto Martín de Santiago, todos ellos del Renacimiento, y del pintor manierista o pre Barroco Juan Bautista Maino? Ahí están también el teórico del arte sacro Marie Alain Couturier en el s. XX, y en nuestros mismos días el escultor Miguel Iribertegui y el vidriero y mosaicista Domingo Iturgaiz, ambos navarros de Huarte y Villava respectivamente.
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Auditorio en la lección del P. Jesús Galdeano O.P.. Foto:JFG2017
La conferencia del P. Jesús Galdeano, prior de los dominicos de Pamplna, fue un repaso histórico desde la fundación de esta Orden mendicante hasta su presencia actual en Navarra. Fueron mendicantes como los franciscanos, extendiéndose por las ciudades y viviendo en ellas de limosnas con lo que daban ejemplo de pobreza y confianza en la divina Providencia. De ésta manera, los edificios que construyeron en las ciudades fueron sobrios y austeros, con la sencillez y humildad constructiva propia de su carácter mendicante.
Parece que Santo Domingo atravesó la cordillera de los Pirineos desde Francia en 1218. La presencia dominicana en Navarra fue muy fuerte desde su origen. Por ejemplo, en 1242 se celebró un Capítulo Provincial en el Reino pirenaico, seguido por otros Provinciales y Generales.
Los datos indirectos de la fundación del convento de Pamplona son de 1230, construyéndose su iglesia entre 1537 y 1568. Esta iglesia, levantada bajo la advocación de Santiago, es muy alta y ancha, y amplia y austera conforme a la costumbre dominicana. De 1630 a 1771 los dominicos rigieron su propia universidad de Santiago en Pamplona -que no llegó a ser universidad del Reino-, expidiendo títulos reconocidos en varias universidades, hasta que el regalista Carlos III la suprimió. El claustro conventual pertenecía a la universidad. Se conservan muchos sermones de los siglos XVII y sobre todo XVIII, pues el Ayuntamiento contrataba a un dominico para los de Cuaresma. Luego el edificio se transformó en convento colegio (1772-1837). En la francesada, el convento iglesia de Santiago de Pamplona se convirtió en cuartel de los franceses, una vez que el usurpador José Bonaparte suprimió las Órdenes religiosas, como forma falsamente ilustrada de ganarse al pueblo. Tras la restauración fernandina (que según algunos no fue una auténtica restauración), la exclaustración de 1836 fue seguida de la desamortización (caracterizada -añadimos- como insigne latrocinio para Menéndez Pelayo, gran parte de los españoles de entonces y la misma Iglesia). En su repaso histórico el P. Galdeano llegó hasta la refundación en 1914 en Pamplona, en 1915 en Villava, y la creación de la parroquia San Esteban en Gorraiz (1997). Se añade el colegio de las Dominicas de la calle Jarauta (1400-1597) que antes había sido un beaterio, las dominicas de Tudela (1519), los dominicos de Sangüesa y Estella, las misioneras de la Sgda. Familia, y las del Rosario de Barañain.
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Convento de Santo Domingo de Estella
El dr. Javier Martínez de Aguirre, de la universidad complutense de Madrid, desarrolló como tema el convento de Santo Domingo de Estella y la arquitectura mendicante del siglo XIII. Su amena palabra y didáctica convirtieron las piedras -derruidas a comienzos del s. XX- en un relato explicativo y completo, con erudición e hipótesis personales muy sugerentes. Sobre este convento investigó antes Goñi Gaztambide (1961, 1990).
Como conclusión del autor, el convento de Santo Domingo de Estella es el convento más importante de una Orden mendicante en la España del siglo XIII. Es un conjunto asombroso en la arquitectura medieval de Navarra. Hoy se han reconstruido la Iglesia y el refectorio y se han construido dos alas más. Se dedica a una residencia de personas mayores. (Recuerdo haber visitado allí al requeté Nicanor Arbeloa natural de Mañeru).
Este convento tuvo muchos apoyos económicos del rey Teobaldo de Navarra. El solar era amplio, elevado y alejado del centro urbano y hasta de sus murallas, lo que le valió ser respetado y no derribado. La iglesia es amplísima, austera y sencilla. Su altura sobrepasa el límite marcado por los cánones constructivos de la Orden, y sigue la tendencia de ésta de rechazar las construcciones suntuosas. En este edificio se advierte el conflicto entre las grandes dimensiones de la obra y la humildad en la fábrica constructiva, ajena a la ostentación de belleza arquitectónica. La amplitud de la nave central era necesaria para la expansión de la voz que transmitía la Palabra, y la sencillez corría parejas con la pobreza que buscaba la orden mendicante dominicana.
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Impresionante órgano del s. XVII
de la iglesia
de los dominicos de Pamplona.
Foto:JFG2017
El día 17 han tenido lugar las exposiciones del dr. Ricardo Fernández Gracia “De la mano de las artes figurativas y más allá de los claustros dominicos: las devociones”, y de la dra. María Josefa Tarifa Castilla sobre “Los conventos de Predicadores de Tudela y Pamplona”. Por su parte, el canónigo y organista de la S.I. catedral de Pamplona y párroco de Cristo Rey, don Julián Ayesa, ha mostrado su maestría musical al órgano del convento de Santo Domingo, pieza ésta única estudiada por el también canónigo Aurelio Sagaseta de Ilurdoz.
Sobre la iglesia de Santiago de Pamplona hay varios trabajos de Meerseman (1946), Fausto Andía (1977), Martinena Ruiz, Salvador Conde, y Domingo Iturgaiz (1994).
De esta forma, sencilla pero completa, se ha realizado un repaso a los ocho siglos de presencia de la Orden dominicana en Navarra. Las referencias al catálogo monumental del arte en Navarra completan las exposiciones, que además de muy eruditas han sido amenas y verdaderamente divulgativas.
Nuestro agradecimiento por esta nueva actividad de la Cátedra de Patrimonio y arte Navarro de la Universidad de Navarra. 
José Fermín Garralda Arizcun
Dr. en Historia
Pamplona, 17-V-2017