domingo, 14 de noviembre de 2010

"VIVA CUBA LIBRE" EN 1898

“VIVA CUBA LIBRE” EN 1898

“Viva Cuba libre”. Así finalizó Don José María Aznar al recibir este año, en España, a 35 ex presos políticos cubanos, y al denunciar tanto que la libertad y dignidad “se sometan a subasta” en la isla, como el oportunismo de sus dirigentes comunistas.

El “Viva Cuba libre” de Aznar NO recuerda al Grito de Yara de 1867, ni al Grito de Baire del 24-II-1895, que iniciaron las revoluciones cubanas. En efecto, el “Viva Cuba libre” podía ser también el grito de los españoles -peninsulares arraigados o bien de los nativos- contrarios a la secesión cubana de España y al dominio yankee; por otra parte, la presencia de España en Cuba no tiene relación alguna con el comunismo que hoy día sufren los cubanos. Según fuentes de Internet, cierta persona ha promovido desde Miami la reincorporación de Cuba a España como comunidad autónoma. Valga esto como mirada motivadora sobre el difícil presente, aunque realmente esta colaboración es de historia.

En el s. XIX Cuba y Puerto Rico prosperaban. Crecieron mucho demográfica y económicamente. Se convirtieron en centros exportadores de café y azúcar. Mecanizaron los procesos de producción (molinos de caña impulsados por vapor) a pesar de la mano de obra esclava, importada ilegalmente con la complicidad de algunas autoridades españolas. Mejoraban las comunicaciones. Los ingenios prosperaban. Sin embargo, debido a la política fiscal del Gobierno liberal español y al funcionamiento de la administración pública, algunos hacendados favorecieron varias intentonas secesionistas.

Si el Imperio español (aunque no existiese corona "Imperial")se fue transformando en colonia al perder su sentido de misión, la presencia española en Cuba, el protectorado yankee posterior a 1902, y la actual opresión comunista, nada tienen que ver entre sí.


(Foto: detalle catográfico del centro de la bellísima isla de Cuba, procedente de la carta marina que perteneció al famoso arqueólogo naval y marino, don Carlos Etayo Elizondo (Navarra), recordado como constructor y capitán de los barcos del Descubrimiento: "La Niña II", el "Olatrane de Sanlúcar" y "La Niña III", con la cual realizó en 1992 el periplo del Descubrimiento del 12-X-1492).

Desplazadas Inglaterra y Francia, los EE.UU. fracasaron en su intento de comprar Cuba y Puerto Rico a España en 1843, 1854, 1869 y 1896. Por eso, los yankees siempre apoyaron abiertamente la causa separatista cubana, y en 1898 declararon la guerra a España contra todo derecho. En 1895, el Secretario de Estado de EE.UU. (Richard Olney) decía al gobierno británico: “Hoy, los Estados Unidos son, en realidad, soberanos en este continente y sus órdenes son leyes para aquellos que se encuentran dentro de sus límites” (Bailey) Poco después, a raíz de la Enmienda Platt (1902), obtuvieron el protectorado sobre la isla, lo que suponía la aplicación del “América para los americanos” (los EE.UU.) formulada por la Doctrina Monroe en 1823. Ahora, los yankees tienen Puerto Rico como Estado asociado, se dice que bloquean económicamente a Cuba, y colonizan toda Hispanoamérica.

La convulsión de Europa y América durante el siglo XIX afectó a los movimientos revolucionarios en Cuba, desde el promovido por Nicolás Morales en Bayamo hasta el de 1895. En 1912 población de color se sublevará de nuevo. Aparecerán círculos políticos disconformes con el régimen español, que confundirán a España con el régimen liberal, centralista, uniformador e intervencionista, como también ocurrió con Sabino Arana y Prat de la Riba. Así mismo, se desarrolló en Cuba un movimiento antiesclavista, mientras ciertas autoridades y hacendados violaban el tratado firmado entre España e Inglaterra en 1835 para acabar con la trata de negros. Los esclavos entraban legalmente en EE.UU. e ilegalmente en Cuba donde hubo rebeliones de la población negra.

(En la foto, "La Gaceta de la Habana", nº 94, jueves 22-IV-1897, en plena guerra siendo Valeriano Weyler general en jefe)

Tras 1859 el gobernador Fco. Serrano originó un gran cambio, pues rebajó el despotismo administrativo a mero centralismo, y alentó con éxito un deseo reformista en Cuba. Antes de 1868 y ante el liberal unionista O’Donnell, José Antonio Saco y Domingo del Monte solicitaron para Cuba la representación en Cortes, acabar con la trata de esclavos y simplificar la administración pública. En paralelo, continuaron las campañas independentistas, estimuladas por la creación del impuesto directo sobre las rentas y utilidades. Así estalló la guerra Larga de los Diez Años (1868-1878) promovida por EE.UU. Finalizada esta, el Convenio de Zanjón (1878) prometía una autonomía mientras la Guerra Chiquita mantenía pequeños conflictos hasta 1879.

(En la foto: Palacio -Jaureguia- de Echeniquea. Cabo de Armería -Dorretxea- en el Barrio de Iñarbil, Errazu, Valle de Baztán en Navarra. Propiedad de los Zozaya (procedentes de Aranaz, villa de dicho Valle) por entronque familiar, entre 1772 y 1985. Se reformó en el s. XVIII aunque el palacio es de siglos anteriores. La dama descendiente de Echeniquea aportó el título y el palacio, y los Zozaya aportaron el mayorazgo en Cuba, tres fincas en la Gran Antilla, y unos elevados ingresos)

Un archivo privado conserva la correspondencia que varios administradores en Cuba enviaron al hacendado navarro don Miguel María Zozaya e Irigoyen (Errazu –Valle de Baztán- y Pamplona), y luego a su hijo Pedro Zozaya y Maritorena. Son 97 cartas privadas de Javier Peralta entre 1894 y 1907, más otras anteriores del diputado Joaquín Calbeton y de Emilio F. Presas de Morales, residentes todos en Matanzas. Las haciendas del mayorazgo y familia de Zozaya se denominaban "Soledad", "Nueva Bermeja" y "Mulato".

Los independentistas retrocedían posiciones y los autonomistas progresaban con esperanzas, sobre todo por las reformas políticas posteriores a 1881 y la autonomía decretada en febrero de 1897. La isla se recuperó y experimentó un gran auge, a pesar del enchufismo necesario en los Tribunales de Justicia (carta, 2-X-1894).
Presas de Morales escribía: “El pais esta sumamente emocionado con las reformas politicas planteadas” (29-VI-1893). “Aquí se ocupa mucho el Pais de política y es voz general que se aceptan con mucho gusto las reformas propuestas por el Sr. Maura. Tiene algunos opositores; pero son los menos” (8-VII-1893). Este entusiasmo respondía a una necesidad: las reformas “deben ser ley, cuando antes, pues el pais, excepcion hecha de una fraccion del partido constitucional, las expresa con ansia para restablecer la calma y asegurar la paz moral. Sinó vienen, Dios sabrá lo que pueda pasar” (8-IX-1893).

(Fotografía inédita de Don Miguel María Zozaya e Irigoyen, Errazu - Pamplona. De este político navarro del s. XIX, que fue diputado a Cortes y más tarde a la Diputación Foral, no se ha publicado, hasta ahora, imagen personal alguna)

El centralismo liberal no aprovechó la ocasión. Cuba sufrió el hundimiento del precio del azúcar y las finanzas a partir de 1893. La miseria y el hambre sustituyó a la opulencia. Los braceros y jornaleros quedaron en el paro y sin pan, de modo que –decía Peralta- “se irán con el primero que se lo prometa” (10-IV y 8-IX-1895). Ante la esperanza social por las reformas autonómicas anunciadas, los independentistas se adelantaron aprovechando la crisis económica y la consiguiente anarquía social.

Los líderes Máximo Gómez, Maceo y Martí (muerto nada más llegar a la isla), iniciarán la guerra en 1895, sabiendo que “los yankis continuarán favoreciendo de todos modos á los insurrectos” (29-III-1896), pues los EE.UU. eran -según Peralta- los “principales sostenedores de la insurreccion y causa de todos nuestros males” (18-V-1898). La reacción española fue firme y contó con el apoyo de muchos isleños. Hubo una penosa guerra civil. A finales de 1895, a los 126.000 soldados se les sumaban 60.000 voluntarios pro españoles.

No se debe magnificar la división de la población entre “el elemento del país” y los de origen peninsular, identificados como “los españoles”. Estos últimos estaban muy arraigados en Cuba, eran cubanos a la vez que los nativos, y ocupaban la administración, pudiendo regresar a la península (9-X-1898 y siguientes). Decía Peralta: “el elemento del pais en su gran mayoria nos es hostil y no cesa de conspirar (…) Estan muy exaltados y pocos son los cubanos que nó crean en su próxima independencia” (8-IX-1895 y 9-X-1898), por “el apoyo que prestan en todo á la insurreccion los naturales del país” (19-I-1896), y “con su espionaje que hasta las piedras son espías de ellos, y es muy difícil rodearlos” (6-XI-1895). Martínez Campos necesitaba “dar un gran golpe, para recobrar su prestigio y la confianza del pueblo español y del ejército, que la tiene perdida por completo (…) Los españoles estamos con las armas en la mano dispuestos a ir adonde nos manden; pero nada se hace ni se dispone” (9-I-1896). Ante los fracasos pacificadores del general, “se unieron los tres partidos políticos (en La Habana) y convinieron en que el pueblo en masa hiciese una gran manifestación de adhesión á España” (29-XII-1895). Fijémonos en ese “el pueblo en masa”, es decir, todos, fuesen o no de origen peninsular. En otra ocasión se mencionaba la desconfianza en dicho general “de todos los espíritus españoles” (19-I-1896), excluyendo de estos a los independentistas.

(Foto: Don Pedro Zozaya Maritorena, hijo del anterior y que, al parecer, discrepaba de sus ideas políticas)

El flamante general Arsenio Martínez Campos perdió la guerra. Valeriano Weyler, que le sucedió y actuaba como decidido y hábil militar, casi la ganó dividiendo la isla en trochas, para retener y desalojar a los insurrectos de ellas de una en una. Con él, “el espíritu español se ha rehecho” (29-I-1896). Según otra carta, para el 29-VIII-1897 “la insurrección está(ba) aplastada”. Si lo estaba en Occidente, a mediados de 1897 la situación española mejoró mucho en el resto de la isla. Además, la amplia autonomía concedida en febrero de 1897 –aunque a posteriori se vio que ya era tarde-, se implantó a comienzos de 1898, lo que “es creencia general que al fin, nos traerá la paz, aunque no venga de manera honrosa que deseamos los españoles (…) aun los mas intransigentes la aceptarán de cualquier modo que venga” (8-I-1898). A pesar de todo, llegó la trágica hora de los EE.UU.

El político liberal fusionista Práxedes Mateo Sagasta, que era masón, dio alas a los insurrectos. Ello no era nuevo, pues los "progresistas" también se las dieron en 1868. Es más, los fusionistas sustituyeron al eficaz Weyler por el general Blanco. Muy oportunos. Además, los EE.UU. declararon la guerra a España con el pretexto de la explosión del acorazado yankee “Maine” en La Habana, del que España –según una Comisión investigadora- no fue responsable y "nada tuvo que ver". Sin embargo, en EE.UU. la prensa amarilla agitó la guerra triunfal, hasta el punto que el Gobierno de la joven República yankee decía que era inadmisible que se prolongase la guerra hispano-cubana siendo así que, en realidad, lo que los yankees hacían era alimentar la insurrección. Como les interesaba la isla, declararon la guerra contra todo Derecho. Si hundieron la flota del valiente y disciplinado almirante Cervera, las tropas del general Shafter estuvieron a punto de retirarse ante la heroica resistencia del coronel Vara del Rey en "el Caney" y de otros en "Loma de San Juan". En Cuba, los militares españoles consideraron la paz como una traición cometida por sus políticos. Peralta escribía a Zozaya: “Somos 150 mil hombres armados, que si hubiera habido prevision para aprovisionarlos, se hubieran reido de los yankees y del bloqueo. Pero, estaria decretado por la Providencia, y quizás sea un bien para la Nacion que se pierda esto, porque era su ruina y su cementerio, y unas cuantas docenas de pillos lo explotaban nada mas”” (15-VIII-1898). “¡Pobre España! ¡A que duro trance la han conducido sus gobernantes!” (9-X-1898)

(Foto: Copiador de cartas escrito por don Miguel María Zozaya, con entrada del 7-VIII-1894)

Aunque la peculiar naturaleza del Imperio español fue desapareciendo tras 1713, y sobre todo en el XIX España rebajó su concepción americana, no trató a Cuba como una mera colonia, pues esta tendrá representantes en Cortes y al fin una amplia autonomía. Sin embargo, mejor hubiera sido el puntual cumplimiento de la promesa de autogobierno del Convenio de Zanjón (1898), aunque propiamente lo hispano y político era reconocer derechos propios (Fueros) a Cuba, como los carlistas aspiraban en toda España. Los errores del liberalismo provocaron la pérdida de las Antillas.
Tras la paz de París en 1898, la Enmienda Platt de 1902 convirtió a Cuba en un verdadero protectorado yankee como “garantía” de su independencia.

Pasará el tiempo. Cuba se desarrollará pero dependiendo de los USA. Ya se sabe cómo en 1959 Fidel Castro accedió al poder, y que en 1962 estalló la crisis de los misiles nucleares comunistas en un contexto de Guerra Fría y expansión del comunismo internacional. El “no somos comunistas” de Fidel Castro en Nueva York en abril de 1959 fue una máscara. Pero, de nuevo, esta colaboración se sale de la historia y llega a la actualidad, siempre imprevisible.

(Foto: Copiador manuscrito de Pedro Zozaya, con entrada del 9-III-1908 escrita de su puño y letra. Continúa el copiador de cartas iniciado por su padre)

Pero dejemos la Historia y entremos brevemente en el ensayo, como tal fundado pero opinable. El “Viva Cuba libre” –así lo considero- era un clamor propiamente del tradicionalismo foral español, esto es, de la Hispanidad, de la unidad en la variedad y la diversidad en la unidad, y de los derechos comunitarios e intransferibles o anteriores al poder civil supremo, identificado con la Corona de España. El centralismo, uniformismo y secularización de los siglos XVIII y XIX trocaron y confundieron la misión e imagen de España. "Viva Cuba libre" no es elclamor más adecuado para justificar las revoluciones de 1868 y 1893 contra la mal llamada colonización española (pues España civilizó más que colonizó aunque los liberales trataron a Cuba más como una colonia), es decir, para expresar el secesionismo independentista que al final llevó a Cuba a la invasión y protectorado yankee. Poco se ha hablado del acto de fuerza y contra-derecho de la acuación yankee en las Antillas y Filipinas. Tampoco es el más adecuado para justificar la dictadura castrista del proletariado que parece estar en sus últimas bocanadas. El "Viva Cuba libre" es impropio del neocolonialismo implícito en la actual la globalización económica y el materialismo imperante. El "Viva Cuba libre" es un clamor que tiene su expresión adecuada en la Hispanidad, en el respeto, defensa y promoción del hombre concreto y de sus comunidades naturales, y en esa gran civilización hispánica a la que siempre perteneció la "perla del Caribe".

JOSÉ FERMÍN GARRALDA ARIZCUN
(Pamplona, 18-XI-2010)

Publicado sin imágenes en la Revista "Ahora-Información" (Madrid), nº 105 (VII-VIII-2010)45 pp.

Fuentes documentales inéditas: Archivo particular de la familia Zozaya y su mayorazgo en Cuba (Pamplona). Referencia: el autor.
Todas las fotografías son inéditas y realizadas por el autor.

(Pliego de cuentas anuales de la hacienda "El Mulato", situada en Matanzas, presentadas por Javier de Peralta -corredor de comercio- a don Pedro Zozaya, el 31-XII-1905)

(Pliego de cuentas de la hacienda "Nueva Bermeja", en Matanzas, del administrador Javier de Peralta a don Pedro Zozaya)

(Carta manuscrita de Javier Peralta a don Miguel Mª Zozaya)

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