Privilegio de la Unión de Pamplona, Cabeza del Reino de Navarra
por José Fermín Garralda. Dr. en Historia
HOY, los pamploneses están de fiesta. Celebran los seis siglos del Privilegio de la Unión, sellado por Carlos III "el Noble" del Reino de Navarra el 8 de septiembre de 1423.
Conmemoran el VI Centenario de la unión de los tres Burgos o ciudades que componían Pamplona, que estaban separados por sus murallas internas y tenían ayuntamientos propios: Burgo de San Cernin, Burgo de San Nicolás y Burgo de la Navarrería. También gozaban de unas murallas externas para defender la ciudad de enemigos exteriores -e interiores-.
La guerra de la Navarrería de finales de la Edad Media expresa que, a veces, los mayores enemigos son, desgraciadamente, los próximos. Y muchas veces sin debido motivo. Eso hay que evitarlo y, si hay conflictos, recurrir inmediatamente a la instancia política superior. Es un parecer extrahistórico, a veces todo ello es difícil de hacer y fácil de decir.
El Privilegio de la Unión fue un documento de verdadera concordia. A petición de los un buen número de ciudadanos, el rey Carlos III de Navarra estudió el problema del enfrentamiento entre las tres universidades o Burgos, y resolvió que se derribasen las murallas interiores que separaban los Burgos, se crease un único Ayuntamiento para los tres Burgos, con una sola jurisdicción, y que se construyese una casa de la jurería (Ayuntamiento) en la confluencia de los tres Burgos, que es precisamente el lugar donde está hoy.
El documento destaca las fuerzas vivas de la ciudad, sus cargos y sus nombres, y sin duda todos intervinieron en algo: el obispo Ilmo. don Sancho Sanchiz de Oteiza, el canónigo arcediano de Eguiarte y Obrero de la S.I. catedral, el vicario de la parroquia de San Cernin, la abadesa del monasterio de Santa Engracia, las tesoreras del monasterio de San Pedro de Ribas, el prior del convento de Santiago, el prior del convento de San Agustín, el guardián del convento de San Francisco, el comendador del convento de la Merced, el alcalde, los jurados y honorables y discretos representantes del Burgo de San Cernin, los jurados de Burgo de La Población o San Nicolás, los jurados del Burgo de la Navarrería, el notario, tesorero, justicia y pregonero púbico Real.
El Privilegio muestra la unidad en la variedad, que las unidades superiores no anulan sin engloban las inferiores, pues los Burgos mantuvieron su personalidad constitutiva en la elección del alcalde por el virrey, en la elección de los regidores y de los tesoreros municipales.
El Privilegio de la Unión pervivió durante cuatro siglos. Fue anterior y posterior a la incorporación de Navarra a Castilla, y abarcó siglos tan diversos como el XV y XVIII. Fue el documento por el que la ciudad de Pamplona se rigió desde 1423 hasta la Revolución liberal de 1812, desde la posterior Restauración en 1814 hasta el pronunciamiento militar liberal de Riego en 1820, y desde la segunda Restauración en 1823 hasta el régimen liberal posterior a 1833. Muchos pamploneses se fueron a las filas de don Carlos y otros permanecieron en la ciudad. En principio, porque perdieron desapareció definitivamente el Privilegio de la Unión.
El Ayuntamiento de comienzos de la Edad contemporánea no estaba colapsado por la antigüedad del Privilegio, ni por el paso del tiempo, ni era una "propiedad" aristocrática, sino que había generado equilibrio, progreso y paz, y, además, el Privilegio había sido reformado en 1817.
El Privilegio es breve y eficaz. El documento tiene 29 capítulas, es de breve redacción aunque a la vista sea una pieza documental extensa en un rolde largo, y en su sencillez generó paz y concordia. Además, durante muchos siglos el Ayuntamiento era una institución respetada y obedecida sin grandes problemas.
El Privilegio tuvo una gran importancia al originarse con la intervención regia y encargar su posterior protección al Reino. El rey Carlos III estableció que el Privilegio fuese el Fuero de la ciudad, y además que fuese ley del Reino. Por eso, cuando se modificó la elección del tesorero en 1780 y de los regidores en 1817, una vez acordada la modificación por los regidores se reunieron las Cortes del Reino.
Pamplona en la investigación. Entre los investigadores universitarios o académicos que han estudiado el Privilegio de la Unión y la vida de la ciudad anterior a la Revolución liberal, destacamos a Irurita Lusarreta sobre la Edad Media, Lasaosa Villanua sobre el s. XVI y a José Fermín Garralda sobre el s. XVIII.
Otros autores como Valentín Redín han trabajado sobre los Usos y costumbres del ayuntamiento de Pamplona (1987), José Joaquín Arazuri sobre El municipio Pamplonés en tiempos de Felipe II (1973) de sencilla y amena lectura, Molins Mugueta sobre la casa consistorial (1995) y José Fermín Garralda sobre la construcción del nuevo edificio en 1752-60 (1987). Otros autores han sido más concretos y académicos analizando el protocolo y los símbolos municipales, la construcción civil en la ciudad, la demografía de Pamplona (Mª Gembero) los comerciantes, la vida religiosa de la corporación municipal etc. Dejamos al margen los trabajos del período de a Revolución liberal, de muchos autores como García-Sanz (las elecciones) etc.
Maqueta de la ciudad de Pamplona en 1900. Se expone en el Archivo General y Real de Navarra. |
Los títulos de Pamplona fueron los de Muy Noble y Muy leal y, tras 1823, Muy Heroica Ciudad de Pamplona, en atención a los sufrimientos de la guerra constitucional de 1821-23, pues además de la presencia de muchos realistas en la ciudad, ésta fué sitiada debido a que la guarnición militar era liberal apoyada por un nada despreciable sector de vecinos.
Nuestra más total enhorabuena a los Ayuntamientos de Pamplona, sus alcaldes y regidores o concejales, y a todos los pobladores e instituciones de esta preciosa ciudad. Ojalá los pamploneses o iruñenses vivan en paz y concordia, buena vecindad y mutua ayuda.
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