sábado, 24 de agosto de 2019

La memoria histórica


1. Una permanente “novedad” (1). Si el tema de la memoria carlista no es nuevo y el tradicionalismo lo tiene muy interiorizado, sin embargo el ejercicio de la memoria siempre está abierto a la novedad por expresar un proyecto personal y sociopolítico que debe estar actualizado.
Que de diferentes maneras uno se deba a sus propios padres que hacen posible a cada cual –vano sería negarlo-, exige convivir simultáneamente con los propios conciudadanos.
¿Qué se puede aportar, partiendo del verdadero significado de lo qué  es ser tradicionalista, expuesto por Evaristo Palomar en su libro Sobre la Tradición (2001), que puso fin a las tergiversaciones decimonónicas y supuestamente “personalistas” muchas veces tan interesadas?
* * *
2. Comunidad, verdad y éxito. Javier Mª Pérez-Roldán, en su charla sobre “El proceso histórico revolucionario y nuestras propuestas” planteada en el IIº Encuentro de Familias en Gredos del 14 de agosto de 2019, dijo que era necesario hacer comunidad, a lo que desde nuestro punto de vista añadimos que no en vano toda comunidad es una realidad viva, es memoria de sí misma que a su vez expresa, refuerza y transmite.
También dijo que, en la repetida tensión histórica entre utilidad y verdad, no se debe caer en el utilitarismo, lo que a su vez nos lleva a afirmar que, por eso mismo, la memoria carlista no puede ser utilizada cuando el presente que la genera se vive con plenitud, como hicieron los mismos padres en su propia época. Un tradicionalista de veras no busca un rincón del ayer histórico donde refugiarse, pues con ello ignoraría qué es  la tradición.
En tercer lugar, Pérez-Roldán afirmó que hoy son necesarios pequeños éxitos. ¿Los tradicionalistas los tienen en el ámbito cultural aunque desde luego ellos no se reduzcan a la cultura? Pues sí, y muchos, pero como sus mantenedores ponen el listón muy alto y se comparan con sus abuelos –así siempre saldrán perdiendo- se olvidan de ellos. ¿Qué éxitos les permiten tener confianza en sí mismos? Éxito es el de la Liga Tradicionalista que les reúne; las revistas, editoriales y premios anuales de historia; la existencia de dos museos “propios” privados (Tabar y El Escorial) y uno público en Estella; saber que hay archivos privados de familia y de la propia Comunión Tradicionalista… Pero –ojo- esto es lo menos importante, porque la tradición se hace cada día, está para ayudar a resolver los problemas de hoy y para “construir” el futuro. Mucho más importante para el día a día es lo que tienen entre manos, como su  matrimonio e hijos, los campamentos, Ahora Información, el Foro Alfonso Carlos I, Socorro Blanco, la aportación de cada Región a su problemática (Cataluña, Navarra, Valencia, Sevilla…), la Secretaría Técnica,  y tantas otras cosas. Para los tradicionales lo social es político tanto porque hoy los Estados intervienen en todo, como  porque aquellos buscan acceder a la política desde la sociedad.

Lo cierto es que, todo eslabón débil necesita saber con hechos repetidos que “puede”.
                                                               * * *

3. Nuestra tesis es que la memoria carlista lo es del presente, y expresa la propia vida. En este sentido, es una realidad natural, cada cual debe  respetarla y cuidarla, y es un elemento que facilita el que los carlistas digan de si mismos lo que son, impidiendo que lo digan otros por ejemplo sus enemigos vergonzantes o expresos.
Quienes les menosprecian con aires de superioridad –como enemigos de la libertad personal, románticos, y un residuo cultural-  ocultan que sus flamantes posiciones, triunfantes hoy, han caído en un rotundo fracaso.  
La Memoria Carlista con mayúscula podría ser la memoria del pasado remoto, que es muy digna, se yergue ella misma, y ante la cual se debe tener una actitud de respeto y aprendizaje, y no historicista. El tradicionalista  respeta el ser de las cosas, que se adapta a cada momento, y no fosiliza ni reproduce tal cual un pasado que no volverá. Los tradicionalistas dan muestra de que hoy tienen asumido todo ello de forma equilibrada.
El historicismo es liberal por el racionalismo que implica, y deriva hacia el sentimentalismo, lo mismo que el subjetivismo luterano generó a la vez y de forma contradictoria el racionalismo y el fideísmo. Desde luego, dicha Memoria también debe alejarse de su utilización ideológica que hace el marxismo como herramienta.
* * *
4. Nuestro plan es el siguiente:
1º Qué es y qué no es la memoria carlista o tradicional. Como todo lo que la Revolución toca, lo corrompe, hoy se impone explicar todo.
2º Qué hacer con lo generado en el pasado reciente y el presente.
* * *

Imagen del cerebro humano
5. Qué es la memoria carlista. La “memoria carlista” contiene dos términos. En cuanto memoria incluye el pasado histórico (lo que llamaremos la Memoria con mayúscula), el más reciente, pero también el presente cambiante de nuestro vivir. Todo ello está conectado de muchas maneras. ¿Y qué hace la memoria del presente? Lo que realiza es respetar todo lo bueno recibido –que es mucho-, expresar el ejercicio de la propia responsabilidad y libertades, actuar sobre los problemas concretos a  resolver, y dejar patente la creatividad innata del vivir, precisamente para vivir con la mayor plenitud posible. La memoria así concebida es una facultad natural, intelectual, y un don de Dios.
El segundo término, la realidad carlista también es un don de Dios –lo explicaba Tomás Barreiro en la cripta de Montserrat hacia 1985-, cuyos planes se llaman Providencia y actúan directamente o a través de quien debe ser dócil a Su Gracia. ¿No es verdad que los tradicionales quieren una vida donde Él esté presente y sea el único Señor?
* * *

6. La memoria del presente reciente y cambiante. Es habitual ver a vecinos y turistas de toda edad y condición que con su móvil, cámara fotográfica y videos se retratan a sí mismos o a otros con auténtica pasión. Está de moda. Parece inevitable. Es un detenerse y trasladarse por las ondas en el espacio. Se busca detener un momento gozoso, perdurarse y recordar, sobre todo compartirse con otros, y también -¡por qué no!- mejorar el futuro. Esto mejora la calidad de vida.  
Esos tales también deambulan por las plazas y calles de pueblos y ciudades, se dan cita en monumentos civiles y religiosos, aprecian el urbanismo… para conocer cómo se vivió y cómo se vive, para apreciar lo peculiar de cada lugar, para identificar las aportaciones de otras épocas y observar cambios. Con esto conocen cómo se vivió y vive, permitiéndoles  identificar modelos y promover el futuro.
En un tercer plano, la información más profunda del ayer se encuentra en los archivos y bibliotecas, las hemerotecas, cualquier elemento gráfico y los fondos fotográficos, las filmotecas, los museos… Ahí está mucho de lo que fue y de lo que no se ve, como el rezar y el creer, las mentalidades e instituciones, el pensar y el idioma, las costumbres, todo tipo de gestos... Todo esto permite conocer más en profundidad, siendo la palabra lo que más expresa, por lo mismo que la historia como conocimiento dicen que comenzó con la escritura, aunque en la protohistoria y prehistoria sin duda que existían hombres.
Si los dos primeros planos tienen un ámbito y control únicamente individual, familiar, de amigos e instituciones sociales, siempre hubo leyes, normas y reglamentos para regular el funcionamiento y uso del patrimonio, bibliotecas y  archivos, museos y exposiciones... para facilitar su conservación, exhibición y consulta. 
Hasta aquí todo esto es natural.
Se quiera o no, ejercitamos la memoria al aprender y recibir (luego se contrasta, confirma y enriquece), al vivir y “generar” en común (así es el relevo en una carrera de relevos), y en las obras que se dejan y  transmiten. Lo propio es que todo ello se desarrolle en un necesario equilibrio.
Se trata del qué y para qué, del quién o quiénes, como configuradores del continuo ejercicio de la memoria. Es lo que se vive, se manifiesta en su momento y al transmitirse en el entorno de pertenencia, de una manera escrita, representada, vocalizada o a través de objeto. Sí, es bueno que haya vida abundante y con valor propio, así como testigos, transmisión oral y de conductas.., más que el hecho de reunir objetos y textos. 
La memoria recoge el tiempo (el ayer consolidado como tal o el tiempo fugaz) y la realidad y su contexto (la verdad de las cosas).
Es necesaria, y no es presentista porque no admite el determinismo; en efecto, éste niega la libertad o la condiciona excesivamente, o bien fosiliza previamente lo que en la realidad pudiera ser diferente y siempre es -algo o mucho- cambiante.
Debe servir para ayudar a vivir y no para sustituir la vida mediante el historicismo, contemplación y reproducción estática del ayer. Historicismo y presentismo se dan la mano. Insistimos en esto porque hacia 1995 existió un peligro entre algunos carlistas rodeados de una sociedad hostil, como fue el insistir excesivamente en el ayer añorado –acontecimientos heroicos, funerales de correligionarios fallecidos…-, centrando toda acción en lo ya ocurrido y no en lo que está ocurriendo –nacimientos, educación, trabajo, desarrollo y mejora del presente…- para así preparar el futuro. El peligro era sustituir el trabajar por la sociedad, la política, y el pan de los hijos, por los objetos del ayer y la legítima añoranza hacia aquellos que se van. Este peligro se cortó a tiempo (así nos lo enseñaba Miguel Garisoain) y ahora gozamos de un equilibrio muy sano.
Hasta aquí todo esto es natural y “normal”, mueve abundantes iniciativas, previene desvíos, y es muy bueno
* * *
7. Qué no es la memoria carlista.
Pero hay algo que no es natural ni normal. Se trata de la actual Ley de Memoria Histórica (LMH). Las leyes, normas y reglamentos mencionados que  conservan archivos y museos no tienen relación con ella. La LMH crea e impone una historia oficial al distribuir méritos y culpas sobre temas nada evidentes, yendo mucho más allá de la descripción cívica de algunos sucesos públicos como –por ejemplo- el Dos de mayo. La LMH apareció recientemente, pues hasta llegar los tales ZP y Rajoy, la LMH no existía, aunque sus agentes iban preparando el camino, copando los medios de comunicación, los libros de texto y la educación, el ambiente, la denominación de calles y plazas… Algún sectario o chalao dijo que se debía  suprimir –lo que no es poco- de la bibliografía obras como la de Melchor Ferrer sobre la historia del tradicionalismo español, quizás para imponer sus propios libros o los de sus amigos. Como creación motiva por el interés, la LMH evoluciona, y lo hace de una forma discrecional, intencionada y calculada.
La LMH, que Pedro Sánchez quiere apretar más, pretende controlar la ciencia histórica, lo hace al servicio del poder, y realiza un oculto lavado de cerebro a la sociedad. Ha sido protestada en un manifiesto de más de 205 intelectuales a la vez que por la perplejidad y el disgusto general. Dicha Ley es un PARASITO que hace una labor paciente, rápida, silenciosa y total. Es sistemático, caprichoso y planificador, busca abarcar todo, es mentiroso y exige unos equipos humanos que cobran del erario público (universidades, asociaciones, grupos de presión…). No provoca el encuentro sino una lucha presente, brutal y consciente. Es provocativo, enemigo de “clase” y todo indica que tiene una clara inspiración maoísta. Lenin y Stalin quisieron sujetar los cuerpos; Mao sujeta las almas, pues no en vano China es un país superpoblado.
El mal corrompe todo, lo bueno y lo bello, la verdad y las libertades. El marxismo de hoy no arranca el alma sino que la pudre para dominarla. Utiliza el deseo natural de memoria en los pueblos, ya histórica ya del presente, corrompiéndola para vencer –en este caso- a aquellos que le vencieron en la España de 1936. Parece que el materialismo dialéctico quiere hacer realidad un mundo de utopía, ficción y ensueño, de literatura, de “creación” y subvirtiendo lo real. Es el poder de la mente o mejor de la voluntad que, en su acción oculta, pretende transformar de raíz lo real y hacer algo “nuevo”.
Pongamos un ejemplo que nos afecta en España. Qué importa haber pedido una guerra como la de 1936, si sólo se afirma y transmite una narración concreta, desde luego llena de odio para que sea motor del presente, y contradictoria de la llamada verdad “burguesa”. Qué importa si la Ley del socialismo real vela porque sea así, aunque siga aprovechándose de la oposición de algunos valerosos discrepantes como si fuese la calculada antítesis. Qué importa si la mentira que se afirma, dicha con el convencimiento que se tiene cuando se dice la verdad, conquista las mentes de los ciudadanos. Qué importa si el hombre actúa como si hubiera ganado dicha guerra, aunque impulsado –y sufriendo en su contradicción- por ese motor oculto que es la rabia del que perdió y debe reparar la pérdida, creando al menos de forma ficticia una realidad nueva sobre el pasado. Qué importa saberse hipócrita por el “recuerda” mentiroso, si se logra transformar la realidad del presente, y del pasado desde el presente.
En esta situación, la minoría elegida para explotar la cantera de la mentira se ha inmunizado previamente, lava el cerebro a la inmensa mayoría de los ciudadanos, y pretende conquistar el futuro para siempre. Es el pago a la soberbia intelectual, confiando que mañana se creerá firmemente que en 1936 ganaron quienes de hecho perdieron -como el mundo al revés de 1984 en Orwell- que permite acceder al poder y mantenerse en él durante el  futuro.
El Ayuntamiento dominado por EH Bildu realiza
las exhumaciones de siete restos mortales en 2016, pues los parientes
del general Mola se llevaron algo antes sus restos mortales.
Trabajo de los operarios en
el vergonzoso acto de la exhumación en el monumento de
Navarra a sus muertos en la Cruzada. ¿Qué hubiera
ocurrido si los enterrados fuesen gudaris, brigadistas o milicianos?

Los medios para lograr esto son el poder de la propaganda, una movilización que da miedo y asusta a quienes se busca paralizar con éxito. Ahí están las pancartas “anti” y escandalosas, las ruedas de prensa de gente barbuda y de mucha edad, las performance burdas pero de contenido brutal en la calle, la ridiculización y el creerse superior… Esto no es natural. Nadie lo quiere, y hace que la sociedad se retraiga y deje el terreno a quienes desean conquistarla. Tales son pocos, pero tienen una gran cobertura de medios, siendo los únicos que se dejan ver. El marxismo puro y duro se asoma en los sectores separatistas de la vieja piel de toro, y en una ultraizquierda de imagen amenazadora. ¿Estaba dormido el marxismo, ha reverdecido por sí ante el vacío producido por el liberalismo y el relativismo, o bien ha recibido un nuevo impulso desde los países caribeños y de la potente  China?
Lo que más perjudica a la verdadera memoria histórica –que no la LMH- es la mentira. Pero también –lo que es del todo improbable- que se transforme en LMH, exista por ley, y dependa de la partitocracia política e ideológica. Eso lo hizo el liberalismo censurando los libros de texto de historia. Fueron poquísimos los libros escolares que dicen bien -algo o mucho- sobre el Carlismo. Basta ver los de la década de los cincuenta y sesenta.
A la verdadera memoria de la Historia le perjudica el antinatural presentismo histórico en relación con fechas como 1931, 1936 o 1939… Este presentismo niega el paso del tiempo, la sucesión de generaciones, traslada el pasado al presente como si fuese una herramienta de combate, y niega el perdón y el olvido de las heridas que fueron. Sin duda, aislar un pasado doloroso tiene muchos inconvenientes, si ha existido una posterior reconstrucción social y olvido –como lo hubo en España-. Es malo olvidar lo que permitió superar las heridas; lo es seleccionar interesadamente ciertos hechos, congelarlos y aislarlos de su explicación y contexto, suponer intenciones…; también es mala la parcialidad, el resentimiento y encono generado y utilizado por ciertas ideologías, ignorar el derecho a cierto olvido colectivo, y que se caigan de nuevo las chispas del ayer de las nubes rojas del cielo.
La Ley de Memoria Histórica LMH se combate con la verdad, desde un modo natural de olvido y un sincero perdón. También se combate desde la natural y equilibrada custodia del patrimonio físico, intelectual, moral y religioso, desde el respeto, la naturalidad de la memoria personal, familiar y de grupo del momento presente, y desde la memoria de los padres y abuelos, asociaciones, círculos…
Concluyamos observando dos tendencias. Una es natural, cuyos términos coinciden con un étimo o raíz común: patria, patrimonio, padres. Otra  es antinatural, como partido, ideología y ley que quiere crear la realidad.
* * *

8. ¿Qué hacer con los objetos, arte, documentos, libros, fotografías etc.  que se generen o reciba de otros?
Lo primero que se recuerda es no tirar, ni destruir, sino conservar para seguir aprendiendo. Guardar implica acciones como ordenar, explicar, clasificar, mantener y transmitir sin aferrarse ni cosificar lo transmitido. Lo más fácil hoy día es la fotografía y filmografía; pues bien, en las miles de fotografías y videos que se hagan, conviene poner fecha, lugar y nombres propios.
Lo que sobra, lo que no se aprecie, o no se transmita a los sucesores  inmediatos, es bueno pasarlo a otros más lejanos pero verdaderamente interesados. También se pueden rescatar libros y bienes de rastrillos para la admiración y el aprendizaje, aunque sin centrar ahí esfuerzos –salvo los profesionales- ya que cuando se pone precio a los objetos valorados, se cuidan solos.
Se necesitan instituciones propias con personas responsables como la familia, los círculos y las juntas. Si esto falla, ojalá exista un museo, lo que siempre es un alivio.
Cualquiera puede guardar sus bienes en instituciones, fundaciones y museos (Tabar, El Escorial, Estella) mediante la donación o el depósito. Serán cosas pequeñas, más interesantes porque proceden de una familia concreta que por sí mismas, aunque no sabemos si los museos de hoy tienen esto en cuenta. Estos museos pueden estar temporalmente atendidos por universitarios que realizan trabajos anuales, de fin carrera, grado o postgrado, y pueden aprovecharse las becas y ayudas que ofrecen las instituciones académicas para cuidar todo tipo de patrimonio.

Con lo conservado, cualquiera o especialistas pueden defender la Tradición española, la memoria generada en el pasado, sobre todo hoy ante la amenaza de la LMH.
Con la memoria del presente –aunque sin desvincularla de aquella- de lo que hagamos en nuestra propia vida, nosotros mismos seremos quienes digamos qué y cómo somos, sin que otros se interfieran en ello. Cualquier prueba empírica para ello es bienvenida y utilizable.
La memoria es un don de Dios, y la vida tiene no poco de un continuo descubrimiento. Los tesoros son abundantes.  Por ejemplo, y ante los amigos de Ecuador aquí presentes, diremos que hoy estamos descubriendo América en los inmigrantes que se trasladan a España y nos transmiten con su vida qué es la Hispanidad. Si, por eso mismo, América ayudase a los españoles a redescubrir la misma España, ofrecemos a tales inmigrantes el consejo de que sean como son, que mantengan su personalidad, y que no imiten a los españoles de hoy, contaminados como estamos de ideologías exógenas que han provocado crueles guerras durante doscientos años.

José Fermín Garralda
Pamplona, 16-VIII-2019

(1) Lo esencial de esta exposición fue transmitida en la charla “La memoria carlista” del IIº Encuentro de Familias impartida en Hoyos del Espino el 14-VIII-2019.

viernes, 21 de junio de 2019

Revista hispanoamericana "Fuego y Raya"

NOVEDAD EDITORIAL

Hemos recibido el nº 16 de Fuego y Raya. Revista semestral hispanoamericana de historia y política
La revista se encuentra en su Año 8, correspondiente al mes de noviembre de 2018, y consta de 185 pp. 
La edita el Consejo de Estudios Hispánicos "Felipe II", y su director es el dr. Juan Fernando Segovia.



Los artículos nos ilustran sobre "El Chiloé realista en la historiografía liberal republicana del siglo XIX" (Cristian Garay Vera), "La resistencia realista en el norte del Perú" (José Rodríguez Alfaro), "Sol y luna" (Horacio M. Sanchez de Loria Parodi), y "Antonio Reyes y la hermenéutica el buen sentido" (Jorge C. Bohdziewicz). 
El Dossier trata de "¿Un kulturkampf en el mundo hispánico?" con colaboraciones sobre el caso brasileño (César ALberto Ranquett) y español (Miguel Ayuso). La revista termina con un inquietante documento de Jaime Balmes: "Todavía hay peoes tiempos que los de Revolución" (p. 145-151) y ocho reseñas bibliográficas. 



Nuestro agradecimiento a la editorial de esta importante revista y a todos los colaboradores por su rigor y marcar tendencia de futuro en los estudios que tratan. 

José Fermín Garralda

sábado, 20 de abril de 2019

Semana Santa en Pamplona. El arte al servicio de la piedad popular

EL DRAMA DE JESÚS
Procesión del Santo Entierro en Pamplona

Uno de los muchos jóvenes que participan en la procesión,
rejuveneciendo, esa bonita edad y los niños,
el plantel que permite potenciar la devoción de los
pamploneses en Semana Santa. ¡Gracias!
La Piedad mueve el turismo religioso, como es el de Semana Santa. En Pamplona hay mucho que conocer y saborear. Hay mucho arte popular que descubrir. Es tal que se nos aproxima en silencio -al fiel, al peregrino y visitante- en las calles del Casco Viejo. Este año parece que la Pamplonesa se ha esmerado más si cabe para acompañar la devoción recia y silenciosa de los pamploneses.

El Camino de Santiago mueve el turismo religioso y monumental, así como el  cultural y hasta deportivo. Venir el Reino milenario de Navarra supone querer volver, según reza el eslogan.

Esta procesión de Semana Santa, llamada del Santo Entierro, reune a todas las antiguas cofradías y hermandades que había en Pamplona para la veneración y culto de los misterios de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Nos referimos a las hermandades de la Oración en el Huerto de los Olivos, la del Cristo Alzado, y la del Santo Sepulcro. Todas ellas se refundieron en la Hermandad de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo por decisión de sus comisionados tomada el 28-X-1885, a excepción de la Hermandad de los Labradores por ser ajena a los misterios de la Pasión, y de la Soledad-Veracruz por ser de patronato municipal. Las Constituciones de esta Hermandad de la Pasión fueron aprobadas el 20-III-1887. Paulatinamente la Hermandad fue adquiriendo nuevos Pasos y sustituyendo los que tenía hasta entonces.

La Hermandad de la Pasión es muy activa. Cada año asistimos a nuevas mejoras. Los hermanos de a pie estamos en buenas manos. Pero la Hermandad, además de sus actividades de Piedad y culturales durante el año, se ocupa de otros actos y procesiones relativas a los misterios dolorosos.

Nos referimos al traslado del Cristo Alzado desde la calle Dormitalería a la S.I. Catedral, el Vía Crucis con el Cristo Alzado en la Catedral, el traslado de la Dolorosa desde la parroquia de San Lorenzo a la misma Catedral, del Septenario de la Dolorosa en la Santa Iglesia, la procesión de Domingo de Ramos desde la Plaza de Santa María la Real a la Catedral de Pamplona, diferentes Via Crucis, Visitas a los Pasos y veneración del Lignum Crucis en la Sede de la Hermandad, el Acto procesional y de oración de Jueves Santo, el Sermón de las Siete Palabras el Viernes Santo en la Santa Iglesia, la Procesión del Santo Entierro recorriendo todo el Casco Viejo de la antigua ciudad, el Retorno de la Dolorosa a San Lorenzo, y la procesión del Resucitado el domingo de Resurrección.

Este año la Hermandad celebra los cien años del Paso de La Última Cena. Su autor fue José Ríus y se recibió en 1919.

Este Paso es el más pesado con 2.110 kilogramos. Actúa sobre ruedas, empujado y dirigido por doce mozorros, tantos como discípulos del Señor. Su altura es de 3.60 metros, tiene 2.30 m. de ancho y 4, 10 de largo. Fue sufragado por suscripción popular, y ha sido recientemente restaurado.

La Última Cena siempre tuvo una difícil composición. Aquí, Jesús está en el centro, y a ambos lados se colocan los discípulos. "En cada uno de los cuatro lados de la mesa aparecen dos figuras agrupadas, unos sentados y otros de pie. En tres de las esquinas de la mesa se encuentan tres apóstoles, dos de ellos levantados, y el último, Judas, sentado" (Mª Carmen Valdés, 1987). Nosotros apreciamos al Señor en el centro junto a Juan a su derecha, a Pedro y otro discípulo colocados a su izquierda, y a los demás en grupos de a dos, quedando Judas arrinconado con su bolsa. Las posturas y los rostros están poco comprometidos.

Última Cena, José Ríus, 1919

Este Paso de La Última Cena gusta mucho al público por su monumentalidad, la gran cantidad de personajes y el suave plegado del ropaje. Su autor José Ríus no tiene una factura excepcional, pero otorga a sus imágenes una cercanía y sencillez muy del gusto público. También es una buena muestra de cómo los Pasos procesionales se diseñan para ser vistos desde la calle y desde todos los puntos de vista. Por eso, las numerosas figuras de este Paso debieran tener una gran variedad de posturas y gestos de los que carece, los brazos y manos debieran hablar por sí solos, y los rostros debieran ser más expresivos. El rostro sereno, amigo y conversador del Señor está acompañado por los rostros ensimismados y pensativos de los once, quedando Judas apartado y recogido en su avaricia y vergüenza. No obstante, según el dr. Quintanilla, el Paso "adolece de un cierto desorden compositivo, una cierta frialdad en el tratamiento de las superficies y una falta de verosmilitud en las expresiones, con excepción de Judas, que muestra su temor tras su mala acción" ("Mozorro" nº 35, marzo 2'19, p. 14-15)

Entrada de Jesús en Jerusalén, del pamplonés Ramón Arcaya, 1925

Oración del Huerto, José Ríus, 1918.
Las figuras que más destacan, expresando una gran dulzura, son el ángel y la de Jesús. 





Prendimiento, José Ríus, 1915



Flagelación, Jacinto Higueras, 1946



"Ecce Homo", Mariano Benlliure, 1946

Cruz a Cuestas, José Ríus, 1923. Este año el Paso de La Cruz a Cuestas ha recibido un importante trabajo de mantenimiento ("Mozorro", nº 35, III-2019, p. 7)



Caída del Señor, Manuel Caciedo.
Siendo el más moderno, se dice que es el Paso más logrado de las procesiones pamplonesas. 





Cristo Alzado, Fructuoso Orduna, 1932, el plena IIª República.
Lo sufragó un hermano, que he oído era M.Mª Z



Cristo de Ancheta, renacentista, 1577. Se encuentra en la catedral de Pamplona. Es la obra más perfecta que se conserva en Pamplona, junto al Cristo de Cano, barroco, que está en la capilla penitencial del convento de los PP. Capuchinos intramuros de dicha ciudad. 

Descendimiento, Miguel Castellanas Escolás, 1906. Se inspira en El Descendimiento de Rubens

Sepulcro, Agapito Vallmitjana, 1885. Es el Paso con mayor calidad artística. 









Dolorosa, Rosendo Nobas y Balbé, 1883.
Pertenece al Ayuntamiento. Su manto fue bordado por las Madres Adoratrices de Pamplona y se estrenó en 1960. Es el Paso más antiguo.
Es una imagen "de vestir" porque se talla solamente la cara y las manos.
Su expresión enamora a quien la contempla.
Es el Paso más querido de muchos pamploneses. El acompañamiento de la Dolorosa en procesión por las calles del viejo pamplona es siempre multitudinario.



Para los interesados, recordamos que la fiesta de la Hermandad es a finales de enero. En ese día se celebra su fundación ocurrida el 18-I-1887.




José Fermín Garralda Arizcun
20-IV-2019

Aparato gráfico: todas las imágenes son del autor y de 2019, y para su toma ha sido más importante la ocasión que el resultado. Por eso no han sido sustituidas por otas de mejor calidad. 

Fuentes: VV.AA., 1887-1987. Centenario Hermandad de la Pasión del Señor, Pamplona, CAN, 1987, p. 165