Novedad editorial
Dirigido al gran público interesado, el
libro se titula Las guerras Carlistas y los marqueses de
Valde-Espina, Madrid, Asociación Editorial Tradicionalista, 2023, 410
pp., texto 226 pág. y un álbum de aparato gráfico pág. 228-402. Las
fotografías son en gran parte inéditas, y cuidadas con esmero por el
editor Javier María Pérez-Roldán. Este aparato gráfico es tan importante y
quizás más original que el texto, que sitúa las imágenes dentro la
historia general. El coste de venta al público del libro es de 20 euros,
15 el día de la presentación. Pedidos a: www.tradicionviva.es;
redaccion@tradicionviva.es
El autor ha realizado una presentación a gusto de los asistentes, que no pueden sino agradecer su dedicación, el esfuerzo y buen hacer del mismo, de la Asociación Editorial Tradicionalista, y la profesionalidad de la librería que les ha recibido con generosidad y apertura temática.
Desde la historia y quizás con reflejos de
geopolítica, el autor don Jorge Garris (1) ofrece una
dinámica general de la historia de España del siglo XIX
español, generada por la Revolución liberal, sin omitir la presencia de la
secta masónica. Tanto su exposición como el libro, establecen
el marco político general de sus protagonistas, poniendo de
relieve la guerra por la Independencia y luego la guerra realista, la
larga y penosa guerra de siete años, los diversos alzamientos posteriores, el
pronunciamiento de San Carlos de la Rápita, otros intentos de sublevación, y
una tercera guerra de cuatro años. En todo ello participo la familia
protagonista dentro del Carlismo.
Familia de la nobleza titulada, de
capacidad y vocación militar y política, la vida de nuestros personajes se
trenza en la historia militar y política. Fueron generales de
don Carlos V en la primer guerra y de don Carlos VII en la tercera, y ocuparon
cargos políticos en sus gobiernos de la zona Navarra y Vascongada de la España
fiel a la "justa causa", como dicen los documentos carlistas de la
primera guerra de los siete años.
No era fácil a la nobleza de arraigo -y a
nadie, suponemos- jugarse todo, aunque fuese por las elevadas y
merecidas causas de la religión católica, las Españas, los Fueros de Vizcaya y
de Guipúzcoa -en su caso-, y la fidelidad a un rey desterrado. Es muy
importante resaltar que este destierro nunca significó -sobre todo en
1833-1840- tener una presencia minoritaria en el pueblo español, pues dos veces
(Carlos V y Carlos VII) el rey entró en España levantando Ejércitos donde no
los había. Por su parte, don Carlos VI promovió muchas acciones y llevó a cabo
el pronunciamiento de San Carlos de la Rápita. El libro termina con
Carlos VII y el IV marqués de Valde-Espina en escena. Hay autores que ironizan
sobre promesa del "Volveré" de don Carlos en 1876, ignorando que
la cumplió con creces y de forma muy decisiva, cuando su hermano
Alfonso Carlos I dió la orden a los requetés de sublevarse contra la Revolución
marxista que en 1936 estaba acabando con todo tipo de orden social, incluido el
republicano.
El autor, además de doctor en Ciencias Políticas y sociología, es ingeniero y profesor de geopolítica. Quizás por eso, en su presentación y en mi posterior charla con él, advirtió las enormes dificultades logísticas de un alzamiento contra un Gobierno ya constituido y dueño de todos los resortes del poder, incluido el apoyo práctico internacional con tropas y dinero. Es necesario insistir en esto para situar el enorme arraigo popular del Carlismo, persistente en el espacio y en el tiempo, que no obstante hay autores que pretenden escamotear.
Agradezcamos a don Jorge Garris su primera
síntesis sobre la Casa de los marqueses de Valde-Espina, estableciendo el
necesario marco general, como primer paso de un trabajo de investigación
documental y ampliación que promete.
Creemos que el autor ha creado expectación
sobre la voluminosa documentación familiar (ya cita el legajo
nº 30 del archivo del palacio de Murguía en Astigarraga) y la existente en
los archivos públicos. Por ejemplo, menciona el fondo
documental histórico de las Cortes de Aragón, aunque también puede consultar
las numerosas cartas de Valde-Espina custodiadas en el Archivo General de
Navarra, AJRGN 1833-1839. Ello le permitirá analizar con detenimiento la labor
del marqués de Valde-Espina como militar y político, prolongándola sobre el
Carlismo organizado socialmente tras 1876, que retomó el boom periodístico
posterior a 1868, y que tras 1890 dio el salto a la política electoral,
eligiendo congresistas y teniendo senadores en las Cortes a pesar del control
de las elecciones por el Gobierno.
Permítanos el autor del libro, don Jorge
Garris, unos comentarios a filo de la presentación de su obra.
Quienes estamos especializados lejos de
planteamientos generalistas, a veces del todo convenientes como es el caso,
sabemos que los carlistas no fueron los cinco animosos de pueblo que saltaron
al monte. Fueron hombres, jóvenes y mujeres, pobladores de caserío y aldea,
pueblo y ciudad, campesinos y oficios, profesiones liberales y clero regular y
parte del secular, comerciantes, gente de la administración
pública y privada, y nobles. De todo hubo, y reprodujeron la pirámide social en
calidad y cantidad. Casi desde cero, organizaron una administración pública y
una complicada logística para mantener ejércitos durante muchísimos años. Es
lamentable tanto la falta de sentido de la realidad como del conocimiento de la
documentación que tienen ciertos historiadores, cuando minusvaloran los
alzamientos carlistas, tratándolos a veces de simples bandoleros, como decía el
Gobierno ante las primeras partidas cuya primera necesidad era reunirse y
mantenerse antes de actuar.
La superación de esta dificultad resaltará
más si cabe la enorme impronta popular del Carlismo -la España tradicional-,
pues sólo un movimiento con tanto arraigo puede hacer tanto. Con el paso del
tiempo, la aparente falta de éxito y el avance de la Revolución liberal de
naturaleza impositiva, el arraigo social del Carlismo se fue reduciendo. En el
caso de los Valde-Espina, sabían que la nobleza estaba al servicio de la
sociedad configurada y entorno a un rey legítimo, y no al revés, como ocurre a la
nobleza liberal del privilegio y el ascenso social, del cálculo y
del dinero.
Es muy interesante que el autor recuerde la significación del marqués de Valde-Espina, que podemos contraponer a numerosos nobles titulados navarros, pues mientras el marqués de Valde-Espina firmaba documentos de gobierno con don Carlos V desde los Reales de Durango, Eibar etc., muchos de los titulados navarros estaban ausentes del viejo Reyno durante la primera guerra. Los Valde-Espina no fueron los únicos títulos leales a don Carlos en España, pues hay razón de 95 títulos o más que optaron por él en la primera guerra, mientras que otros no tomaron partido públicamente, y un sector apoyó en secreto a ambos bandos.
Por lo que respecta a Navarra gran parte de la nobleza titulada estuvo con doña Isabel (2), salvo el Duque de Granada de Ega también conde de Javier, el marqués de Jaureguizar, Salvador y Joaquín Elío Ezpeleta, el conde de Agramonte que fue Vicente Mutiloa González de Castejón etc. Gran parte de la baja nobleza más arraigada en el país navarro optó por don Carlos V: Benito Antillón, el brigadier don José Luis Gastón de Iriarte, don Santos Ladrón de Cegama, Crisóstomo de Vidaondo y de Mendinueta y un muy largo etc. También en las memorias del conde de Guenduláin se deja claro que la nobleza más domiciliada en Madrid fue isabelina, y la más domiciliada en Navarra fue partidaria de don Carlos V. Habrá personas muy significativas en el gobierno carlista de Navarra, como Joaquín Marichalar Lapredriza (+ 1869), que no pertenezcan a la nobleza titulada hasta que don Carlos VII otorgue el título de marqués de Marichalar a un hijo suyo.
José Fermín Garralda Arizcun. Dr. en Historia moderna y contemporánea. Pamplona 11-VI-2023
NOTAS:
(1) Aportemos algunos datos del autor
tomados libremente de la red internauta. Es Licenciado en Ciencias Políticas y sociología
por la UNED. Politólogo. También es teniente coronel de ingenieros del Ejército. Su tesis doctoral fue sobre un tema muy reciente, actual y significativo:
"La inmigración rumana en Aragón: contexto sociopolítico y evolución
histórica (1990-2011)". Se ha centrado en temas de geopolítica, con años
de investigación y viajes profesionales por distintos países. Entre sus conferencias de temas actuales, es significativa de sus inquietudes la titulada: "Migraciones internacionales. Una aproximación al panorama
actual" (17-XII-2018).
(2) Me refiero, por ejemplo, a los marqueses de Andía, Fontellas, Fuertegollano, Lizarraga-Bengoa, Montehermoso, San Adrián, Vesolla, los condes de Ezpeleta, Guenduláin, Torrubias, al palaciano de Mirafuentes, al mayorazgo de Dávalos y Zabaleta, y a otros. A todos ellos los carlistas les embargaron los bienes por desafectos a la justa causa, consistentes en censos, casas, tierras, y hasta pechas, como también se hizo a los duques de Alba, Abrantes, Villahermosa, y a los marqueses de Cábrega, Montesa, Vadillo, al mayorazgo de Albelda etc. Suponemos que eran desafectos porque la Junta Gubernativa tomaba informes de las personas ausentes para conocer sus ideas políticas. No por estar ausente de Navarra, automáticamente se embargaban los bienes. Véase Archivo General de Navarra (AGN), Junta Real Gubernativa Carlista (JRGC), leg. 51 (Caja 33.439). Se conservan ejecuciones de secuestros en 1838 y 1839. Don Carlos V los decreta una vez que el Gobierno realizó secuestros de bienes de los carlistas ya desde 1834.
Aviso: quien desee tomar el texto completo o las imágenes debe pedir permiso al autor el artículo, que se reserva sus derechos.
Presentación en Pamplona, sábado 10 de junio, 13 h. ¿Dónde?:
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